Durante el transcurso de la Edad Media, la magia se convirtió
en círculos eruditos en una rama de la ciencia. Si al principio los
misteriosos vínculos se explicaban sobre todo en el plano teórico, a
partir del siglo XIII empezaron a abordarlos experimentalmente. La
magia experimental conoció un gran auge sobre todo en la alquimia.
Los resultados de los experimentos se anotaban para que los descubrimientos de
las ciencias ocultas pudieran transmitirse con mayor facilidad a los adeptos o
aspirantes a la condición de iniciados. Para protegerse de las amenazas de la
Inquisición, pero también para satisfacer la propia aspiración oculta, se
desarrollaron lenguajes secretos. Sobre todo en la alquimia se ideó una lengua hermética rica en
circunloquios simbólicos e imágenes alegóricas.
En siglos posteriores, este idioma secreto fue la causa de
que se desarrollara el gran prestigio de que gozaba este arte entre los
científicos naturalistas, pues parecía demostrar que de verdad, y sin duda
alguna, se transmitía una ciencia oculta que, al menos así lo parecía, no era
fácil de penetrar.
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